MUERTE DE LA LUZ
MUERTE DE LA LUZ
George R. R. Martin
La primera novela Martin.
Las primeras páginas del libro que resumen la historia del planeta hasta su situación actual, son lo mejor de la novela de largo. Pura fantasía de altísimos quilates.
Y digo fantasía, puesto que lo que tenemos aquí es, a pesar de las naves espaciales y demás cachivaches de ciencia ficción, un libro de fantasía. Entendiendo tal, no como el género literario de los últimos años que se ciñe a un paisaje de dragones y elfos, sino como el apartado de la literatura mucho más amplio que ofrece un adornado y entretenido escenario para tratar las cuestiones eternas.
Algunos elementos son muy imaginativos. La propia situación del planeta, en un agónico descenso hacia su extinción, marca el tono del libro que transmite en todo momento una melancolía fruto (al parecer) del ánimo del propio autor.
Se transmite en muchos momentos la rabia latente que vivía Martin en aquella época. Había pasado por un desengaño amoroso que también tiene reflejo en la trama.
Pero se nota una obra primeriza. Ya sé que llevaba un amplio bagaje en relatos, pero está claro que no es el dinámico narrador de historias que nos encontraremos en obras posteriores.
La complejidad de la sociedad solo queda claro en la mente del autor con un montón de terminología abstrusa que llega a confundir al lector. Además el ritmo de la narración es muy poco fluido.
A pesar de todos estos defectos ya se atisban chispazos de genialidad que vendrían después en sus obras.
George R. R. Martin
La primera novela Martin.
Las primeras páginas del libro que resumen la historia del planeta hasta su situación actual, son lo mejor de la novela de largo. Pura fantasía de altísimos quilates.
Y digo fantasía, puesto que lo que tenemos aquí es, a pesar de las naves espaciales y demás cachivaches de ciencia ficción, un libro de fantasía. Entendiendo tal, no como el género literario de los últimos años que se ciñe a un paisaje de dragones y elfos, sino como el apartado de la literatura mucho más amplio que ofrece un adornado y entretenido escenario para tratar las cuestiones eternas.
Algunos elementos son muy imaginativos. La propia situación del planeta, en un agónico descenso hacia su extinción, marca el tono del libro que transmite en todo momento una melancolía fruto (al parecer) del ánimo del propio autor.
Se transmite en muchos momentos la rabia latente que vivía Martin en aquella época. Había pasado por un desengaño amoroso que también tiene reflejo en la trama.
Pero se nota una obra primeriza. Ya sé que llevaba un amplio bagaje en relatos, pero está claro que no es el dinámico narrador de historias que nos encontraremos en obras posteriores.
La complejidad de la sociedad solo queda claro en la mente del autor con un montón de terminología abstrusa que llega a confundir al lector. Además el ritmo de la narración es muy poco fluido.
A pesar de todos estos defectos ya se atisban chispazos de genialidad que vendrían después en sus obras.
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